Como bien sabes, los pies de los niños son bastante delicados y necesitan una serie de cuidados y atenciones propias de su momento de desarrollo. Para evitar problemas a largo plazo, aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte.
Es evidente que la atención en los primeros años de formación es muy importante y puede ahorrar muchos problemas en la edad adulta. Vamos con los siguientes consejos:
Lo primero y más importante es asegurar que no sufren ninguna anomalía. Lo ideal para ello es realizar una primera visita al podólogo alrededor de los 4 o 5 años, una vez está establecido el patrón de marcha. No obstante, existen ciertos síntomas que nos avisarán de posibles problemas, como hundimiento o desviación en el pie, caídas frecuentes, marcha con los pies hacía adentro, o dolores en rodillas o piernas.
Uno de los cuidados que es recomendable llevar a cabo rutinariamente para asegurar la salud de los pies es lavarlos a diario, a ser posible con jabón neutro; secarlos correctamente con una toalla específica para esta parte del cuerpo; e hidratarlos después con las cremas adecuadas. Además, después de este proceso, cuando fuera necesario, sería el momento perfecto para cortar las uñas, siempre realizando un corte recto, y recomendablemente con unas tijeras romas de uso exclusivamente personal.
Otra de las cuestiones más importantes para mantener saludables los pies de nuestros pequeños es elegir correctamente su calzado. Es esencial que los zapatos sean nuevos, es decir, que no sean heredados de ninguna otra persona, y que sean de la talla correcta. Nunca deben comprarse zapatos más grandes con el objetivo de que duren más, pues se podría llegar incluso a modificar la pisada del niño.
Un buen calzado debe cumplir siempre con unas determinadas características:
En definitiva, los pies requieren de cuidados constantes para evitar muchos problemas de salud, que, si se descuidan, podrían acabar incluso afectando a la salud general de nuestro cuerpo. Cuando se trata de la infancia, estas necesidades de prevención y tratamiento se multiplican, y los cuidados deben intensificarse, pues nos situamos ante una época clave, tanto para prevenir, como para tratar anomalías, o simplemente, mejorar el desarrollo de los pies y asegurar su correcto desarrollo y crecimiento, evitando problemas a largo plazo.