Preparamos el patio con cortinas y rollos de papel, dándole al espacio un aire festivo y misterioso.
¡Menuda sorpresa se llevan los niños cuando lo ven!
La motivación y la curiosidad los invade y, a toda prisa, se aventuran a explorar el material.
Voluntaria y espontáneamente, se sirven de sus habilidades motrices para atravesarlo, alcanzarlo, lanzarlo, arrastrar, rasgar, hacer bolas, desenrollar, etc.
Al final, toca recoger el resultado del “huracán», tarea que sigue formando parte del juego y que muy gustosamente llevan a cabo.
Una manera diferente de trabajar la psicomotricidad, pero, sobre todo, una forma muy efectiva de animar a que todos participen y disfruten de su estancia en nuestra escuela, su segundo hogar.