El pasado 23 de junio llevamos a cabo nuestro habitual acto de fin de curso, un evento muy entrañable para los niños, las familias y todo el equipo de Pizquito.
Todos los cursos tenemos un acto (el teatro le llaman los niños) donde los alumnos de las clases de 2 a 3 años hacen un baile, realizan una dramatización con una canción que ensayan durante un par de semanas y que sirve como punto y seguido al finalizar el curso, aunque sigamos trabajando en verano.
También hacemos una pequeña Orla, más bien un reconocimiento y valoración de la capacidad de estos niños que cumplen 3 años y que el próximo curso ya se van al cole.
Le damos un enfoque global a esta actividad en el sentido que les permite mostrar lo que han conseguido en todo un curso en cuanto a desarrollo cognitivo, emocional, psicomotor y cómo son capaces de progresar en cualquier aspecto que se les proponga si esto se hace con el enfoque adecuado.
Evidentemente, la actividad se plantea a través del juego, tanto los ensayos como la puesta en escena de lo realizado.
Lo que intentamos plasmar en esta actividad es dar cumplimiento a los tres pilares fundamentales del proyecto educativo de Pizquito:
Paidocentrismo: Convertimos al niño nuevamente en el centro de la acción educativa y es el único protagonista de este proceso. Además, el niño lo vive y siente como tal, pues es consciente de la ilusión, interés e implicación que supone para la familia (abuelos, tíos, padres, hermanos, primos etc.) que lo van a ver actuar «en el teatro». Al conjunto de educadores y maestros de su cole que estamos por y para ellos, al igual que el conjunto de operadores y personal que se mueve alrededor de la organización de este acto.
Aprender haciendo: pues una actividad donde a través del juego desarrollamos aspectos psicomotores, ritmo, música, coordinación, cooperación con los demás, mejoramos su autoconcepto, constancia, valoración de sus propias posibilidades, etc.
Desarrollo integral: desde el punto de vista de que no solo visualiza ante si mismo (y sus familias) su inmensa capacidad de acción, sino también cómo aplica valores vivenciados y desarrollados en su proceso de crecimiento como son la empatía, la responsabilidad, afán de superación , tolerancia a la frustración, valoración de su propia capacidad, satisfacción propia etc.
Todo esto conseguido con la seguridad en sus capacidades y el acompañamiento y aliento de sus «seños» y familias.
Tanto en el juego de los ensayos («vamos a bailar»), como en el «día del teatro», tenemos en un clima respetuoso con los niños en cuanto a sus ritmos, propiciando un ambiente relajado, divertido y creativo con las necesidades individuales de cada uno.
Y finalmente el acto finaliza con una especie de ceremonia de reconocimiento individual-graduación.
Para nosotros significa mucho este día, es un intento de introducir otro «día de Reyes» en sus vidas, la diferencia es que en este caso los Reyes son ellos.