Estos son los pasos a tener en cuenta para los padres que quieran que sus hijos jueguen de forma responsable y segura con los videojuegos.
¿Sabes a qué juega tu hijo? El primer paso es saber a qué está jugando tu hijo. Es importante que el juego sea divertido, pero no lo es menos que le aporte algo, que le enseñe historia, que tenga algún componente social/cooperativo, que incluya puzles que estimulen su inteligencia, que tenga un guión rico, etc. Conoce los sistemas de clasificación por edad y tipo de contenido como PEGI y averigua si el juego incluye componentes online, microtransacciones y otros factores a tener en cuenta a la hora de valorar si es adecuado o no. Si el juego permite crear contenidos por parte de los jugadores, es importante conocer las normas que indica la plataforma. Consultar foros, redes sociales y leer críticas especializadas de periodistas puede ser la mejor manera de conocer bien las características del juego. Después lo ideal es que juguéis juntos para que sienta que te interesas, a la vez que conoces a qué dedica su tiempo jugando.
Es recomendable crear juntos la cuenta para el menor y elegir plataformas que cuenten con sistemas de registro por edad y códigos de seguridad para padres, además de una contraseña de acceso. Estos códigos no son necesarios para entrar y jugar o navegar, pero sí para realizar cambios en la cuenta (como validez en un pago, opciones de privacidad, seguridad, etc). De no incluir esta opción, es prioritario compartir la contraseña con tu hijo y que sepa y acepte que puedas entrar en cualquier momento. En cuanto a los sistemas de mensajería, es conveniente optar por herramientas que permitan a los padres elegir quién puede enviar mensajes a los menores, quién puede chatear con ellos en la aplicación, o incluso inhabilitar el chat si los padres así lo creen conveniente.
El uso de la tecnología ha llegado a ocupar un lugar importante en el día a día de los niños y adolescentes, y es importante acordar previamente con ellos el uso del juego en línea y vigilar signos de dependencia. Hay que vigilar síntomas de irritabilidad e incluso ansiedad ante la idea de desprenderse del dispositivo o juego, así como detectar cualquier cambio en el comportamiento, abandono de obligaciones o pérdida de interés por actividades que antes le gustaban, así como cambios en la relación con sus amistades. Para estar prevenido ante estos problemas es imprescindible que los padres conozcan cuántos dispositivos usan sus hijos, cuánto tiempo les dedican, a qué juegos juegan, etc.
Las personas con malas intenciones pueden llegar a importunar a niños que se encuentren en plataformas de juego (normalmente menos seguras) o incluso en el mundo real. Los niños deben verse muy arropados en este punto y sentir la confianza de acudir a sus padres si reciben algún tipo de solicitud inapropiada. Más importante aún es que sientan el respaldo de sus padres si esas personas en algún momento dicen haber conseguido algún tipo de material vergonzoso (como una foto subida de tono, un mensaje, etc), ya que suele ser un recurso muy habitual que utilizan para reiterar su extorsión al menor. El conocimiento por parte de los padres de canales de reporte en estas plataformas y permitirá resolver situaciones de conflicto.
Es una práctica que puede encontrarse en las plataformas online, a pesar de que actualmente se incluye moderación humana en tiempo real y herramientas de detección automática y bloqueo de lenguaje inapropiado. De nuevo, es clave hablar con los hijos sobre este tipo de comportamientos, tanto para que sepan identificar y denunciar este tipo de abusos. Será vital estar al tanto de todos los mecanismos que ofrece el juego online al que juega tu hijo para prevenir este tipo de abusos, como el bloqueo de determinados usuarios y los sistemas de denuncia de la plataforma, así como solicitar asesoramiento personalizado en servicios de ayuda.
Fuente: larazon.es