Los cuentos infantiles son un instrumentos muy útiles para la formación de tus hijos. Antes de que empiecen a ir a la escuela, si estimulas su mente convenientemente se pueden comportar como auténticas esponjas a la hora de aprender.
A estas edades es fundamental que crees un entorno lleno de incentivos para que su cerebro se vaya desarrollando a un buen ritmo. Se trata, no en vano, de un proceso muy enriquecedor tanto para los padres como para los hijos.
Pero, por otro lado, no lo puedes improvisar. No todo en la paternidad y la maternidad es cuestión de instintos. También hay estrategias. Y la de la introducción de la lectura entre los buenos hábitos de los chavales es uno de los que puedes planificar a conciencia.
Conviene empezar antes de los cuatro años, que es cuando todavía no se tienen las destrezas suficientes para leer textos con una mínima profundidad. Es entonces cuando los padres pueden aprovechar para contar cuentos a sus hijos.
Nos referimos a esas entrañables escenas del hijo recostado en la cama o sobre las piernas del padre, escuchando atentamente cómo el último interpreta los pasajes más interesantes de estas historias fantásticas. A ti también te encantará.
Unas historias que, por otra parte, vienen acompañadas de atractivas ilustraciones, las cuales van a servir para que, cuando les echen una ojeada, sepan contextualizar de una manera más clara y entretenida lo que les están explicando.
A continuación, te contamos los principales beneficios asociados a la sana costumbre de iniciar a los niños en la lectura mediante los cuentos. Presta atención.
La lectura antes de dormir se convierte en un saludable hábito que fomenta la unidad familiar. La espera de este preciado momento se convierte en toda una recompensa de la que van a disfrutar tanto padre como hijo.
Leer unidos implica crecer unidos. La evolución de los peques puede valorarse también a partir del nivel de entendimiento con el que siguen las historias ficticias que se les cuentan. Compruébalo.
Los cuentos están escritos en un lenguaje que los más pequeños puedan entender. Por otra parte, todos ellos cuentan situaciones que tienen vínculos con la realidad. Se pueden desarrollar en un plano imaginario, pero reflejan reacciones que también suceden en el día a día.
Eso sí, ten presente que han de expresarse con unos conceptos muy claros y en boca de personajes que les resultan atractivos, como los de dibujos televisivos o los animales. Se trata de articular en positivo unas ideas que les ayuden a entender el sentido de la vida.
Nos estamos refiriendo, por encima de todo, a los del bien y del mal. En este aspecto, los cuentos suelen basarse en una lucha suavizada entre ambos. Y siempre gana el bien, pero no sin antes mostrar la capacidad de tentación y camuflaje que ejerce el mal.
Recuerda que los cuentos se basan en la participación de héroes y villanos que encarnan estos dos conceptos. Sus acciones van a acabar demostrando que es una buena idea apostar por hacer el bien, lo que supone un aprendizaje esencial para tus hijos.
Los valores más importantes de la vida pueden ser ejemplificados mediante las acciones de los personajes de los cuentos. Nos referimos a los de naturaleza moral, como la bondad, la solidaridad, la compasión o el perdón.
Pero también hemos de tener en cuenta que podemos desincentivar los negativos, tales como la maldad, la envidia, la rabia, la ira o el rencor. Mediante las interpretaciones que hagas de los personajes (modulando la voz, por ejemplo), puedes guiar a los chavales por el buen camino o desaconsejarles las ideas mezquinas.
Gracias a los cuentos, los niños pueden imaginar lo que es ponerse en la piel del otro. Empiezan a reconocer que sus acciones tienen consecuencias y, por lo tanto, son conscientes de qué pueden hacer para cambiar los resultados de sus actos.
Es mucho mejor que vayan aprendiendo esta lección poco a poco, y mediante metáforas, que de golpe y con malentendidos.
Efectivamente, ya que los cuentos infantiles permiten cambiar los escenarios y los personajes. Es normal jugar a imaginar qué pasaría si otros sujetos estuvieran haciendo cosas similares u otras en diferentes lugares.
Es importante que desarrollen esta creatividad para los posteriores retos que les va a poner la vida por delante. No pierdas la oportunidad.
Gracias a la sesión del cuento, los hijos van adquiriendo disciplina relativa a horarios y costumbres. Aparte, van a recordar por dónde se quedaron el día anterior y similitudes o diferencias con otros cuentos.
La capacidad de concentración y la memoria se ven beneficiadas por estos ejercicios de atención.
En definitiva, los cuentos infantiles son recursos indispensables para formar a los niños en valores positivos.