Todos, absolutamente todos los que participamos en la educación de los niños tenemos la obligación de priorizar un objetivo común: defender la infancia. Para ello se nos antoja fundamental, a todos los niveles, respetar los derechos de todos los niños. Y eso obliga a cumplir unas reglas que deben partir de la sociedad.
La educación de nuestros niños, sin lugar a dudas, debe estar regulada por la autoridad. Esto significa que, en definitiva, debe ser la sociedad la responsable de esta regulación en función de criterios consensuados: las normas.
En las islas Canarias, sólo los Centros autorizados por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias nos dan garantía del cumplimiento de toda la normativa para realizar la importante función de educar de 0 a 3 años. Es obligación de todos los actores participantes en este ámbito respetar el derecho a la educación y que esta sea de calidad en la primera infancia.
Desde la asociación, queremos defender la importancia de acatar una normativa que garantice a los niños entre 0 y 3 años la mejor educación posible dentro de la legislación vigente. Para ello, define su postura que nos diferencian de otros centros que prestan servicios a la infancia y que no se rigen por los mismos, asegurando los siguientes puntos:
Es por ello que hacemos un llamamiento también a la Consejería de Educación, de Protección del Menor, para que mueva ficha y ordene las funciones y obligaciones según la tipología de cada centro y servicio.
Es importante tener información clara respecto a la función de los centros de educación infantil, que, afortunadamente, hay muchos y de calidad en Canarias. Sobre todo, porque cumplen con una normativa como centros educativos de 0 a 3 años donde se tienen en cuenta muchos aspectos imprescindibles para el bienestar y desarrollo infantil, desde las condiciones de las instalaciones, los metros cuadrados por niño, aireación, iluminación y otros aspectos aún mas destacables como número de niños por aula según las edades, cualificación de las/los profesionales que trabajan con ellos, presencia de un proyecto educativo, normativa sanitaria y, además, todo ello fiscalizado por la inspección.
Apoyar el desarrollo evolutivo de un niño no es algo que cualquier persona o empresa pueda llevar a cabo.
Educar no es guardar.