En estos momentos vivimos una situación de tensión social y política en nuestro país de la que no están ausentes nuestros niños. La viven a través de nuestros ojos, opiniones, comentarios exacerbados etc. Ante ello, no está de más recordar que nuestra opinión y postura la hacen suya pues, como siempre hemos dicho, un niño aprende más por lo que ve en nosotros que por nuestras palabras o discursos, todos tenemos esa tremenda e irrenunciable responsabilidad.
Hoy más que nunca, todos los adultos, como educadores que somos, tenemos la responsabilidad de ofrecer en nuestra casa, escuela y en la calle, un modelo de tolerancia, dialogo, convivencia, respeto al otro, tener unas reglas comunes etc.
Debemos saber exponer nuestras opiniones sin anular o descalificar las del otro, buscar caminos coincidentes, y que estos nos permitan convivir con el enriquecimiento que supone la aportación de todos.
Desde la escuela, tanto los educadores como la propia institución, deben crear las condiciones para ponderar e informar de todas las posturas y los caminos de resolución de conflictos que nos permita avanzar como sociedad y convivir en el respeto a todas las partes.
Hoy tenemos la oportunidad de abordar el «conflicto» como una oportunidad de educar, de educar para La Paz, de educar en valores, en convivencia, en tolerancia, pues son estos «valores» o «no valores» de los que va a beber y, por tanto, aprender y hacer suyos esos niños y niñas de hoy que van a ser esos hombre y mujeres del futuro inmediato. Tenemos la oportunidad de acabar con un círculo vicioso y convertirlo en un circulo virtuoso del futuro a través de la EDUCACIÓN, de la educación que como sociedad queremos darles a nuestros niños. Es labor de todos.
Es una oportunidad para aprender y mejorar entre todos de cara al futuro. Hasta ahora siempre hemos hablado desde la teoría de educación para La Paz, la convivencia, defensa de valores democráticos etc. Ahora es cuando hay que intensificar este trabajo y hacerlo realidad, llevarlo a la práctica. Pero no olvidemos que para que este trabajo tenga sentido, debe empezar por nosotros (familias, educadores, colegios y sociedad) pues lo más importante que realizamos en la labor de modelaje es la que practicamos con nuestra actitud.
Aquí tienen el artículo de El País sobre el que nos basamos “El derecho a una infancia libre de fanatismo e ideologías políticas”.