Muchos niños se sientan en el suelo con una postura muy peculiar que sólo ellos son capaces de hacer sin torcer el gesto, es la postura en W. Se llama así porque si les miramos desde arriba, sus piernas adoptan una posición similar a esta letra: apoyan la parte interna, incluidas las rodillas en el suelo, mientras que los tobillos están en rotación externa.
Parece que fueran a romperse las caderas y las rodillas y, sin embargo, los niños no pueden estar más cómodos, les aporta estabilidad a la hora de jugar en el suelo. Pero, si ves a tu hijo en esta postura conviene que… ¡le corrijas!
Cada vez que veo a mis hijos en el suelo sentados de esa forma me entra un escalofrío, no entiendo cómo puede girar tanto la rótula de la rodilla y no dolerles, parece como si se fueran a partir, pero ellos, están tan tranquilos y, sobre todo muy cómodos. Hasta hace poco les dejaba jugar en esa postura, pero desde que conozco la repercusión de la posición en W les corrijo. ¿Por qué?, estas son las razones:
– Las rodillas y tobillos tienen una rotación excesiva, lo que supone que pueden padecer contracturas en los músculos de estas articulaciones. Puede que en el mismo momento no lo noten, pero sí pueden sufrir dolor más adelante, incluido el dolor lumbar.
– Ciertos estudios revelan que en los niños que adquieren excesivamente esta posición tienen una mayor predisposición a tener pies planos.
– La cadera está rotada hacia adentro, por lo que la parte interna de las piernas sufre demasiada presión. Pueden padecer contracturas en la pelvis y cadera.
– Pueden sufrir problemas de equilibrio ya que afecta al aparato motor.
– Afecta al desarrollo de la musculatura abdominal y de la espalda, lo que es fundamental para tener una buena postura en la infancia y un buen movimiento.
– Debilita los músculos abductores, rotadores externos y extensores de cadera, por lo que una permanencia en exceso puede llevar a los niños a caminar con los pies hacia adentro.
Para evitar todos estos trastornos lo que debemos hacer es corregir la postura e indicar a los niños que se sienten: o bien con las piernas cruzadas (la clásica posición de indio), con las piernas estiradas o de lado. Conviene, además, que les incitemos a cambiar la postura de vez en cuando y a levantarse y moverse entre una y otra.