Gracias a todos por aprender y difundir la Disciplina positiva

Mentoría y charla de Disciplina Positiva con Marisa Moya en Pizquito
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Queremos anunciar que todas las plazas para la Mentoría y charla de Disciplina Positiva con Marisa Moya en Pizquito están llenas. Muchas gracias, en primer lugar a Marisa Moya por darnos esta oportunidad de seguir aprendiendo y difundiendo la Disciplina positiva. También al equipo educativo de Pizquito y al resto de educadoras certificadas, que se unen a nosotros para la mentoria que celebraremos el viernes y que nos hará mejorar y profundizar en el conocimiento y aplicación de esta metodología , y que revertirá positivamente en nuestra practica educativa con nuestros niños y niñas.

Y finalmente, y mas importante, a las familias que forman esta comunidad educativa que es Pizquito y que se lo han tomado con mucho interés y ganas de participar, descubrír y aprender.

Disciplina positiva: 5 claves para educar en positivo

La disciplina positiva nos ofrece herramientas de educación para las escuelas, familias, educadores; basada en cinco pilares sobre los que se desarrolla esta metodología del respeto mutuo, que ve los errores como una oportunidad para educar, desarrolla una educación democrática, es decir, ni autoritaria ni permisiva; y que persigue la conexión con el niño enseñando valiosas habilidades para la vida. Una educación alentadora en lugar de alabadora.

Los principios en los que basamos el proyecto educativo de Pizquito nos permite introducir metodologías innovadoras y enriquecer nuestra practica educativa en una mejora continua en beneficio del mejor desarrollo personal y global de los/las niños/niñas.

Ahora, vamos a explicarte en qué consiste la disciplina positiva y los cinco pilares sobre los que se sustenta.

La disciplina positiva enseña a los adultos a utilizar amabilidad y firmeza al mismo tiempo. Las herramientas siempre giran en torno a estos 5 pilares básicos que una vez se interiorizan, las herramientas (casi) son innecesarias:

  1. Respeto mutuo. Los adultos corroboran la firmeza al educar al respetarse a ellos mismos y las propias necesidades de cada situación que nos presenta la vida en familia. Y si todo ello lo hacemos con amabilidad y respetando las necesidades del niño estaremos cimentando el primero pilar de una buena educación.
  2. Aprendiendo de los errores. Los errores son una oportunidad para educar. Para ello lo primero es identificar la creencia que esconde dicho comportamiento. Una disciplina efectiva es la que busca las razones que hacen actuar a los niños de cierta manera y trabajar sobre esas razones para cambiar la creencia en lugar de intentar cambiar solamente el comportamiento.
  3. Sin castigos. Una disciplina que enseñe no es ni permisiva ni punitiva. La disciplina positiva anima a enfocarse en soluciones en lugar de castigos. El castigo es efectivo a corto plazo, pero tiene consecuencias negativas a largo plazo. Descubre alternativas al castigo.
  4. Comunicación efectiva y habilidades para resolver problemas fomentando el sentido de comunidad y ‘conectando’ con el niño.
  5. Alentadora (en lugar de alabadora). Cuando alentamos, ponemos atención al esfuerzo y la mejoría, no simplemente al éxito. Esto fortalece la autoestima y estimula. Es vital enseñar habilidades valiosas para un buen carácter.

Disciplina Positiva es una metodología que tiene sus orígenes en los años 20 en las ideas de Adler, Psiquiatra infantil, junto con Dreikurs. Pero es a partir de los años 80, con Jane Nelsen, se sistematizó, experimentó y se ha comprobado hasta el momento actual, el beneficio de esta manera de educar. Su libro, ‘Cómo educar con firmeza y cariño’, es el primer punto de partida.

Cómo educar con firmeza y cariño

Cinco características para que una disciplina sea efectiva. Jane Nelsen menciona las siguientes características de una “disciplina efectiva que enseñe”:

  1. Ayuda a los niños a sentir conexión. (Pertenencia e importancia.) Los estudios han demostrado repetidamente que la percepción del estudiante de pertenecer a la comunidad escolar (estar “conectado” con la escuela) disminuye la incidencia de comportamiento de riesgo social (como estrés emocional y pensamientos/ intenciones suicidas, consumo de cigarro, alcohol y marihuana y comportamiento violento) e incrementa el desempeño académico.
  2. Es respetuosa y alentadora. Amable y firme, al mismo tiempo. Muchos estudios muestran que los adolescentes que perciben a sus padres amables (que muestran interés) y firmes (exigentes) tienen menos riesgo de fumar, consumir marihuana, alcohol o actuar violentamente, y postergan la actividad sexual.
  3. Es efectiva a largo plazo. Considera lo que el niño está pensando, sintiendo, aprendiendo y decidiendo acerca de él mismo o de su mundo y qué necesita hacer en el futuro para sobrevivir o prosperar.
  4. Enseña importantes habilidades sociales y de vida. Respeto, preocupación por los demás, solución de problemas y cooperación, así como las habilidades para contribuir positivamente en su hogar, su escuela y su comunidad. El enseñar habilidades sociales a los estudiantes más jóvenes, tiene un efecto protector que dura hasta la adolescencia. Es más probable que los estudiantes que han aprendido habilidades sociales tengan éxito en la escuela y menos probable que tengan problemas de conducta.
  5. Invita a los niños a descubrir sus capacidades. (Alienta el uso constructivo del poder personal y la autonomía.)