Cada vez que cambiamos de una estación a otra nuestro cuerpo lo percibe pero más el del bebé que en otoño experimenta un cambio de temperatura que suele afectarle más que en otras épocas del año. Además, las primeras semanas los días suelen ser más cálidos y al atardecer se produce un brusco descenso de los termómetros que nos pilla de imprevisto cuando estamos de paseo con los pequeños.
Por eso, la llegada del otoño, aunque no haga demasiado frío, supone para los bebés el paso de una estación en la que han pasado todo el día sin apenas ropa, algo muy cómodo para ellos, a dormir con un pijama con mangas, salir a pasear con calcetines o patucos e incluso una mantita por encima que intenta quitarse con los pies continuamente.
También suele coincidir el inicio de la escuela infantil y ambas cosas contribuyen a que los más vulnerables se pongan malitos y empiecen los temidos mocos y gripes. Algo que por otra parte no es nada malo y les inmuniza y protege frente a otras posibles enfermedades que pudieran tener. Por lo tanto, no hay que asustarse sino más bien prevenir en la medida de lo posible que la llegada del otoño afecte a nuestro bebé.
Igual que no es bueno pasar del aire acondicionado de casa al intenso calor de la calle en verano, tampoco lo es salir a media tarde en otoño con un sol espléndido y una temperatura agradable y regresar cuando ha anochecido y el termómetro ha bajado casi 5 grados de golpe.
En la medida de lo posible, procura sacar a tu bebé a primera hora de la tarde y regresar antes de que caiga el sol porque así no notará tanto ese cambio y será más difícil que se constipe.
Aunque tengas pensando regresar pronto puede surgir cualquier imprevisto que te impida volver a casa o simplemente que te apetezca estar más tiempo fuera porque tanto tu bebé como tú estáis muy agusto y nada os obliga a ir con prisas.
Lo mejor para evitar que a tu bebé le afecte el cambio de temperatura es ir siempre preparada con una mantita o un arrullo en el cuco, una chaquetita para ti y para él y los pies protegidos con zapatos o al menos calcetines. Son prendas que no ocupan demasiado y puedes guardar incluso en el bolso del carro o en la bandeja de abajo y te vendrán bien en cualquier momento.
Lo que aconsejan todos los expertos en cuidados infantiles (pediatras, psicólogos, educadores…) es que los bebés deben seguir unas rutinas diarias que les ayuden a identificar qué pasará en cada momento y se sientan más seguros.
En otoño, anochece mucho antes y debes acostumbrar a tu bebé a unos horarios diferentes a los que habéis estado siguiendo en verano. Siestas más cortitas por el día, si ya es más mayorcito y no las necesita; baño antes de acostarse y cenar; un rato de juegos con él antes de meterle en la cuna; y a dormir pronto para que pueda descansar todo la noche y vosotros tengáis vuestro tiempo de descanso también.
El plástico para proteger el carrito de la lluvia no debes olvidarlo nunca por muy soleado que esté el día cuando salgáis de casa. Un bebé pasado por agua, aunque solo sean sus pies es un constipado seguro y eso es precisamente lo que queremos evitar.
La burbuja le protegerá completamente y además ocupa poco espacio y no pesa nada, por lo que llevarla siempre en la bandeja de la silla o el cuco no te supone nada y sí puede salvarte de un apuro.
Es fundamental que mantengas una buena higiene tanto si tu bebé acude a una escuela infantil, se queda al cuidado de los abuelos o pasa mucho tiempo en casa contigo.
Los contagios de infecciones respiratorias, mocos, tos…son muy frecuentes en esta época del año y se producen por el contacto directo en espacios cerrados con más niños o adultos. Ellos lo toquetean todo y por eso lavaros las manos con agua y jabón con frecuencia, tanto los mayores como el bebé, puede evitar más de un contagio.
Una buena alimentación con productos de temporada como calabaza, naranjas, mandarinas, calabacín…y en general frutas y verduras con Vitamina C muy buenas para combatir los virus otoñales.
Ten siempre en cuenta los consejos del pediatra a la hora de introducir los alimentos ya que si aún estás con lactancia exclusiva debes ir de forma paulatina introduciendo la alimentación complementaria.
Favorecer el buen descanso de tu bebé es importante no solo en otoño sino durante todo el año. Sin embargo, la mayoría suele destaparse con frecuencia durante la noche y no puedes estar todo el tiempo en vela para abrigarle.
Además de mantener una buena temperatura en la habitación, es preferible mantener cerradas las ventanas, debes acostarle con la ropa suficiente para que no pase frío pero tampoco demasiado abrigado.
No olvides que los bebés tienen que inmunizarse y no te preocupes si empieza con mocos, tos o incluso pilla una gripe porque normalmente no son patologías graves y la mayoría de niños las superan sin problemas. Además, eso quiere decir que se están haciendo fuertes para cuando sean mayores.