La bronquiolitis es una infección de los bronquiolos causada, en la mayoría de los casos, por el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), que, cada año, provoca importantes brotes en la población infantil. Los más afectados son los bebés y niños menores de dos años. Conozcamos a fondo sus síntomas y tratamiento, y qué medidas de prevención podemos adoptar para evitar su contagio.
La bronquiolitis se caracteriza por la inflamación aguda de la mucosa bronquiolar, con edema y destrucción (necrosis) de las células epiteliales de los bronquiolos, junto con una hipersecreción de moco, que causa el estrechamiento de la vía aérea.
Las manifestaciones de la infección son el resultado del efecto nocivo directo del virus en las células del epitelio respiratorio y de la respuesta inmunitaria del contagiado.
Habitualmente, la bronquiolitis está causada por virus. El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es el virus detectado con más frecuencia en los niños y las niñas con bronquiolitis, seguido por rinovirus, bocavirus, adenovirus, metapneumovirus y, con menos frecuencia, parainfluenza y virus de la gripe.
El VRS es el responsable del brote que, desde hace semanas, está afectando a niños y niñas de nuestro país, por lo que, si el pediatra hace un diagnóstico de bronquiolitis, se puede asegurar, con muy poco margen de error, que es ese virus el causante de la enfermedad.
El VRS es un virus estacional, como ocurre con el virus de la gripe, que suele presentarse entre los meses de noviembre y marzo, cada año.
La existencia de la pandemia por el SARS-CoV-2 hizo que, en 2020, no apareciese ese brote habitual, sea porque las medidas profilácticas dirigidas al coronavirus, como la higiene de las manos, el uso de mascarilla y el mantenimiento de la distancia interpersonal lo evitaran, o, quizás, porque el SARS-CoV-2 tuvo “arrinconado” al VRS, o ambas cosas. En 2021, hubo más casos, pero no se pudo hablar de brote epidémico.
En 2022, es cuando se ha recuperado esa estacionalidad de la bronquiolitis, con un adelanto en el calendario de presentación. No se trata de un brote de bronquiolitis de mayor gravedad que los anteriores; es la magnitud de la transmisión lo que le da más importancia, así como la coincidencia del VRS con el virus gripal, haciendo que se estén colapsando los servicios de urgencias pediátricas.
El hecho de que sean los niños y las niñas pequeños quienes padecen esta bronquiolitis por VRS puede hacernos pensar que se trata de una enfermedad pediátrica en exclusiva, lo cual no es así.
El Virus Respiratorio Sincitial puede contagiar a los humanos a cualquier edad. Sin embargo, cuando se trata de reinfecciones, el estado inmunitario de los pacientes hace que la infección se manifieste como un proceso catarral simple, sin más complicaciones.
No obstante, estos pacientes pueden transmitir el virus. Si lo hacen a un organismo infantil, sobre todo si se trata de una primoinfección, la enfermedad se puede manifestar de una manera más agresiva, al no tener el sujeto infectado una inmunidad suficiente, incluso, prácticamente, nula en el lactante pequeñito.
Los lactantes entre dos y seis meses y, en general los menores de dos años, son los más propensos a padecer bronquiolitis por VRS, virus del que están descritos dos tipos: A y B.
Asimismo, están descritos unos factores de riesgo de padecer una bronquiolitis grave, como son: lactantes menores de tres meses, prematuridad, alteraciones de la inmunidad, cardiopatía, apneas previas, observadas por padres o cuidadores, y sobreinfección bacteriana.
A pesar de ello, se ven casos graves, que precisan hospitalización, en niños y niñas previamente sanos.
El período de incubación de la bronquiolitis se alarga de dos a ocho días, y la enfermedad se manifiesta, en general, entre cuatro y seis días tras la exposición.
Afortunadamente la mayoría de los cuadros de bronquiolitis por VRS no son formas graves y la duración no suele ser superior a siete a diez, si bien la tos, que es el último síntoma en desaparecer, puede persistir hasta 3-4 semanas.
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