Hace unos días, el periódico Canarias 7 publicaba los resultados de un informe del Consejo Escolar de Canarias (CEC), en que se indica que, de media, en el conjunto del país el 36% de los niños y niñas de 0 a 3 años va a la escuela, más del doble de la tasa de escolarización de Canarias, que se sitúa en el 16%.
Tras observar estos datos y a colación de una conversación en Facebook con un amigo de la casa, me veo en la “obligación” de comentar lo siguiente:
El tema de la escolarización de 0-3 tiene muchos matices y genera muchas sensibilidades. La educación infantil (0-6 años) está considerada en la ley de etapa educativa como NO OBLIGATORIA. A su vez, se divide en dos ciclos educativos, el primero de 0-3 años y el segundo ciclo de 3-6 años. Este último, ha sido introducido en la inmensa mayoría de los colegios que tienen también primaria, por lo que una buena parte de la ciudadanía lo entiende como prácticamente escolarización obligatoria sin serlo, simplemente porque el niño o entra a los 3 años o después no tendría plaza a los 6.
Desde mi punto de vista personal, esto ha ocasionado en algunos centros que se haya convertido más en una pre-primaria que en una etapa bien diferenciada de infantil. El primer ciclo es el de 0-3 años, que es el que hacen en lo que comúnmente llamamos “Guarderías “.
Llegados aquí, me gustaría aclarar que ese concepto (Guarderías) ya no existe ni desde el punto de vista educativo ni desde el punto de vista legal. Creo que es un síntoma de progreso de una sociedad que sea todo considerado educativo. Eso sí, con sus propias características metodológicas, respetando el momento de desarrollo psicológico del menor (pensamiento mágico), sus características personales, ritmo y estilo de aprendizaje, aprendizaje a través del juego y la experimentación, etc.
Por todo ello, considero que se puede hablar de aprendizajes a cualquier edad al fin y al cabo todo es aprendizaje desde este punto de vista y no se puede entender sin la necesaria participación, colaboración e implicación de la familia en todo ello. No son dos compartimentos estancos ni excluyentes, son complementarios y compatibles. En esta etapa se socializan, se desarrollan afectiva y emocionalmente, en definitiva, es un aprendizaje vivencial.
Me gustaría destacar algunos aspectos importantes a tener en cuenta en la escolarización temprana. En primer lugar, ayuda a equilibrar determinadas diferencias de carácter social, económico y cultural según las familias de procedencia (Igualdad de oportunidades). También se ha demostrado que la escolarización temprana, además de los beneficios que produce al menor en su momento de desarrollo, tiene dos beneficios (además de otros muchos) en el medio y largo plazo; como son una menor cifra de abandono temprano del sistema educativo y una mayor tasa de titulación (de llegada a estudios superiores también, pero no creo que sea en este momento en lo que nos debamos centrar).
Por otro lado, creo que es destacable que al igual que existen muchos centros (públicos y privados) en Canarias que están debidamente autorizados, examinados por la inspección educativa, sanitaria etc.; existen otros muchos que no lo son, pero de forma difusa se publicitan así y creo que la infancia, especialmente la primera infancia, debe estar protegida y tutelada por la administración pública. El resto que se regule de alguna otra forma y que se vele por el mayor interés del menor.
Si ustedes dan un paseo por nuestras ciudades y arañan un poquito la superficie podrán observar multiplicidad de centros o lugares donde bajo distintos nombres se enmascaran como escuelas o centros de educación infantil. Seguramente, contra eso sí que estamos todos, pues corremos el riesgo de que sean los auténticos “aparcaniños” que nadie quiere.
Gustavo Hernández, director de Pizquito.
El 62% de los niños de cero a tres años no están escolarizados en España