Todos sabemos que la perfección no existe, aunque nos empeñemos en ello. En muchas ocasiones, nos cargamos de muchas responsabilidades y nos provoca estrés, ansiedad, tensión, etc. Además, si entramos en el terreno de una madre, posiblemente, es aún más complicado saber llevarlo todo de una forma natural. Por ello, creemos que practicando algunos de estos hábitos, una madre conseguirá ser feliz a pesar del estrés y la tensión acumulada de la crianza.
¿Cómo lograr ser una madre feliz a pesar del estrés y la tensión acumulada de la crianza?
No eres una madre perfecta. Por supuesto, el primer hábito del que debes ocuparte es ‘dejar de intentar parecer la madre perfecta’. Todas estamos aquí para aprender y disfrutar la vida, y sabemos que, buscando la perfección, siempre nos queda ‘lo podría haber hecho mejor’. Pero ¿para quién, para ti o para los demás? No compites con nadie, debes saber que la perfección no existe y que de los errores se aprende… porque la vida es un continúo aprendizaje.
Dedícate tiempo a ti misma. El tiempo de la madre es precioso, y se disfruta mucho cuando realmente nos sentimos bien con nosotras mismas, para ello, dedícate tu tiempo. Busca esos momentos que te llenen de energía y te carguen las pilas, o de lo contrario, sentirás que no estás dando lo mejor de ti.
No seas tan crítica contigo misma. Haz las cosas, y si sientes que podrías haberlas hecho mejor, para lo próxima lo intentas. Cuida tu lenguaje interior, porque si no te hablas bien a ti misma, tarde o temprano, se manifestará en el exterior, y puede que sea con tus hijos o tu pareja. ¡Valórate!
Aprende a escoger tus batallas. No discutas por cualquier cosa ni te enfades por tonterías. Además, no critiques a tus hijos porque sabes que puedes dañar gravemente la autoestima, por eso, es mejor ayudar a los hijos y guiarles en lo que necesiten elogiando el esfuerzo sin mirar tanto los resultados.
Aprende de los errores, y olvida la culpa. No te machaques pensando que eres culpable de algo, en todo caso, eres responsable y como tal, para la próxima lo harás y sentirás de manera distinta. No lo hagas, ni permitas que lo hagan contigo.
Dedica tiempo a las personas realmente importantes. Dedica tiempo a tus amigos, familiares y, sobre todo, a tu pareja. Una vez a la semana o al mes, dedica tiempo a las personas, que sabes que te aportarán un sentir diferente (fuera del entorno de los niños). Si tú no estás bien con tu pareja, tus hijos lo van a notar o percibir, y por supuesto, sentir.
Comunica y expresa el amor que sientes. No te cortes a la hora de expresar tus sentimientos. Abraza, ríe, habla con la mirada, acaricia… Vivir en la energía del amor continuamente, hará que recibas amor para revertir nuevamente, en las personas que te rodean y te quieren. “Las emociones se contagian”; por lo tanto, aléjate del miedo o de lo contrario, también lo transmitirás.
Sé sincera contigo misma. Haz lo que, de verdad, sientas en el corazón, no esperes la opinión de los demás para decidir, ni tengas expectativas en lo que pienses o hagas.
Por último, recuerda: “los niños no necesitan madres perfectas, sino madres felices”. La felicidad no es una meta que se deba conseguir, es un camino que se debe recorrer cada día para poder disfrutarlo y esto es lo que les enseñan las madres felices a sus hijos. ¡Es muy importante estar feliz para que los niños entiendan qué es la felicidad!