Hoy, 2 de abril, es el Día Azul, el día asignado para la concienciación sobre las personas que sufren Trastorno del Espectro del Autismo. Es lo que conocemos, coloquialmente, como TEA. Estas personas, en mayor o menor medida, manifiestan alteraciones en los aspectos relacionados con la Comunicación e Interacción Social y la Flexibilidad de Pensamiento y de la Conducta.
Vivimos momentos complicados, momentos que, en mayor o menor medida, nos afectan a todos en esta situación de alarma y de confinamiento. Pero para aquellas familias en las que, al menos alguno de sus miembros tiene TEA, la situación se ve agravada de manera considerable.
Estas familias también tienen que teletrabajar, hacer deberes con todos sus hijos, limpiar , hacer la comida… Y algunas de las personas con TEA requieren de grandes necesidades de apoyo personal, en el peor de los casos con una persona casi las 24 horas del día a su lado.
Mucho se ha hablado en estos días de estas personas y sus familias, al estar siendo increpados por salir a la calle cuando están en todo su derecho al estar avalados por el RD 465/2020, de 17 de marzo.
Quizá esto nos hace pensar que es el momento de concienciar más que nunca. Son personas que no suelen tener estigmas de tipo físico y quizá sea por eso que la sociedad recaiga sobre ellos.
Hay asociaciones e incluso familias que abogan por llevar un distintivo azul para mostrar a la sociedad que la persona a la que acompaña tiene TEA, pero habría que plantearse: ¿se etiquetan los médicos para ir a trabajar? ¿Y las limpiadoras de hospitales? ¿Y los trabajadores de servicios esenciales? ¿Y los repartidores?¿Y la persona que vuelve de tirar la basura?¿Y la persona que lleva a su hijo a la casa del otro progenitor? Entonces, ¿por qué una persona con TEA debería hacerlo?
Esto no sería una sociedad de inclusión. Quizá deba ser la sociedad la que en estos tiempos de ventana y balcón deba confiar en que el que está en la calle es porque no le queda más remedio, es por necesidad. Y aprovechar para concienciarse así de otras situaciones.
Situaciones como las que estamos viviendo, nos generan a todos estados como la ansiedad, sensación de agobio, depresión, nerviosismo, inquietud, incertidumbre, etc. Estados, todos ellos, que la mayoría de las personas sabemos reconocer y gestionar. Además, le atribuimos la causa y reconocemos este estado de confinamiento como un bien para la sociedad, como el bien para que el coronavirus no se siga propagando. Independientemente de que nuestra sensación esté ahí , logramos controlarla de alguna manera al darle un razonamiento.
Las personas con TEA, en menor o mayor medida, tienen grandes dificultades para reconocer y gestionar sus propios estados emocionales. Si a esto le unimos la falta de comprensión tanto del lenguaje verbal como de aspectos de tipo social, así como la inflexibilidad comportamental que manifiesta y la comorbilidad frecuente con conductas de tipo hiperactivo, aparecen problemas graves de conducta que pueden ser, en el mejor de los casos, conductas de gritos y llantos con un alto componente de ansiedad. En el peor de los casos, puede conllevar autolesiones severas.
La sensación de poder salir, aunque sea a dar una vuelta a la manzana, es un respiro para estas personas y para sus familias. Favorecen la descarga de movimiento, que, probablemente, se haya vuelto más estereotipado y activo.
La creación de nuevas rutinas para este periodo ayuda a favorecer conductas de desahogo emocional, disminuir conductas de tipo agresivo y, con ello, su bienestar y, en consecuencia, el de su familia.
En esta situación donde reclamamos más que nunca SOLIDARIDAD Y RECONOCIMIENTO. Creemos que en un día como hoy, un día internacional sobre la concienciación de los Trastornos del Espectro del Autismo, debemos ser empáticos con estas personas. Como sociedad tenemos que esforzarnos en comprender sus necesidades para lograr su plena inclusión y reconocimiento. Y también las de sus familias, que están mostrando su heroicidad superando el obstáculo del confinamiento con la dificultad añadida que supone para ellos.
Apostamos por la inclusión convencidos de que, a sus herramientas personales, se une otra herramienta fundamental que no es otra que la sociedad que los comprende y acoge.
María Luzardo Domínguez | Pedagoga experta en Trastornos del Espectro del Autismo