Cada año, en Pizquito, festejamos los Finaos. Sabemos que es una lucha, en cierto modo, perdida frente a la creciente fiesta anglosajona de Halloween. Sin embargo, tenemos muchos motivos para creer que merece la pena mantener esta tradición.
La Noche de los Finaos (término que procede de «finados») reunía, tradicionalmente, a las familias para recordar a aquellos que ya no estaban. Los Ranchos de Ánimas recorrían las calles, visitando casa a casa donde había fallecido algún miembro. Dicho así, lógicamente, suena «mucho menos divertido» que una fiesta de disfraces. No obstante, el inmenso valor que posee radica en la fuerza de la «tradición oral».
En estos encuentros, las familias relataban las historias de los antepasados a aquellos miembros que no llegaron a conocerlos. Contaban anécdotas e historias míticas, proezas o, incluso, metidas de pata y travesuras. Cualquier recuerdo que ayudara a saber un poco más de dónde venías y a hacer que su recuerdo perdure en el tiempo y en las generaciones. Era, además, un perfecto cuadro para plasmar la sociedad en la que vivían.
En nuestra escuela, frente a la avalancha mediática que acompaña a la fiesta de los «truco o trato», decidimos seguir apostando por difundir nuestra tradición. Siendo conscientes de que trabajamos con niños de 0 a 3 años, aprovechamos cualquier circunstancia para educar, siguiendo las directrices del currículo escolar.
De esta forma, la «tradición oral» la representa una abuela que viene a contarnos cuentos. El Rancho de Ánimas lo cambiamos por una parranda que nos hace cantar y bailar durante toda la mañana. Y, por supuesto, recuperamos la gastronomía tradicional. No solo asamos castañas y comemos otros frutos de otoño, sino que degustamos también huesos de santo, dulce o cabello de ángel, hecho con calabaza.
Son ya varios años los que llevamos festejando las mañanas de la víspera de Todos los Santos. Y nos encanta que vengas y participes de esta tradición en la que, entre bromas, recordamos nuestro lema: «nosotros no destrozamos calabazas, asamos castañas».