Hay ocasiones en que hay que pensar en lo obvio para que ese pensamiento nos lleve a la esencia, a lo realmente profundo e importante. Cuando nos planteamos para qué sirve un libro, la respuesta es bien sencilla: sirve para añadir experiencia a nuestra vidas, sirve para acumular vivencias a través de otros que las han descrito, en definitiva, nos sirve para aprender la vida.
Cuando en educación infantil nos planteamos la necesidad de la presencia del libro y la biblioteca escolar, podríamos enumerar miles de razones y todas tienen que ver con el bienestar presente y futuro de la persona.
El libro, el cuento, nos permite identificar y reconocer emociones (el origen del sentimiento) y vivir a través de los personajes de la historia las herramientas para la gestión de esas emociones. Nos permite desarrollar la imaginación del niño soñando mundos mejores y fantasear. Mundos mejores que llevarán de sus vidas al mundo real. Nos permite desarrollar la empatía pues nos induce a ponernos en lugar del otro y vivirlo como propio.
¿Quién no ha compartido los valores de héroe? ¿Quién no ha intentado entender las razones que han llevado al villano a su condición?
Un niño a través de un libro, un cuento, descubre las razones de muchas cosas que suceden en su vida, le aporta conocimiento de su realidad y le da forma a su pensamiento..
El cuento acerca al niño a la palabra, que no es sino la forma de manifestar la inteligencia humana. Mejora su fluidez verbal, que es lo que le va a permitir manifestar al mundo su pensamiento, sus sensaciones y sus sentimientos.
Por supuesto, también va a poner las bases de un futuro lector, actividad cada vez más necesaria para llegar a conclusiones propias y a ir desarrollando su sentido crítico. Es decir, nos va a dar libertad y autonomía de pensamiento. Pero lo más importante es que va a conectar al niño con su madre/padre/lector del cuento. Y los va a conectar en ambos sentidos, al niño con ese adulto de referencia y viceversa. Y es esa la base sobre la que se va a sustentar la comunicación y la confianza con la familia y posteriormente con la sociedad.
En definitiva, algo tan sabido como esto que nos permite vivir infinitos mundos y aprender de ellos, hacernos personas enriquecidas por la adquisición de valores.
Un libro, en definitiva, nos enseña a vivir y nos muestra la vida.
Gustavo E. Hernández Medina
Director de Escuela Infantil Pizquito.